jueves, 28 de abril de 2011

Cumpleaños de color azul noche !

Entonces se hicieron las doce, un viernes comenzaba y ese día era mi cumpleaños en todo el mundo, mirabamos la tele,  novelas por supuesto como tanto le gustaban, casi casi se le olvidó pero entonces fue cuando lo dijo: "Feliz cumpleaños  amorso !" Me besó en los labios, se levantó para ir al baño y volvió a reanudar esa cita que tenía cada noche con el  televisor.
Yo estaba esperando un regalo, si eso era. No por una cuestión material, sino por una cuestión de amor, de actitud de  novio. Los novios siempre se traen cosas interesante entre manos, sobre todo en fechas especiales como esta.
Pasaron dos horas y nada: y mi regalo ? Fue mi primera pregunta, y fui lo que repetí constantemente durante los siguientes  treinta minutos, y su novela no terminaba nunca.

Desesperación, ira, bronca, enojo, feliz cumpleaños!

Todo eso junto restandole siquiera una mínima reacción suya.

Me voy a la concha de la lora, chau!

Me paré, me vestí y bajé.
Caminé por las calles vacías de la noche, fumando, pensando, odiandolo.
Caminaba en circulos, recorría cuadras, tenía miedo y el lo sabía pero no le importaba demasiado, y ahora a mi tampoco.  Estaba herido.

Llegué a mi casa y dormí.
Me levanté, Feliz Cumpleaños!

Lo llamé y le pedi que venga, no quiso.
Mas tarde lo llamé y pedí verlo, no pudo.
Entonces lo llame y quise buscarlo, no estaba.
Fui a su casa, estaba ocupado me decía. Vi su citroen c3 salir del edificio y era él quien conducía. Me mintió... O no,  simplemente no se dio cuenta. Nunca se daba cuenta, y a mi nunca me molestaba, hasta ahora.

Su desconsideración solía darme asco, pero yo lo amaba.
Ese día fue mi cumpleaños, Feliz cumpleaños!

El sol del atardecer comenzaba a morir, casi tanto como este amor comenzaría a morir dentro de muy poco; yo ya me había  tomado muchas, muchas cervezas y estaba contento, o eso creía.
Con una amiga fui a buscarlo, lo llamé antes para hablar. Enojado y borracho le dije cosas terribles, pero muy ciertas  también.

El llanto pudo mas, y ahi me encontré, sentado en la esquina de su edifcio, llorando desconsolodamente, entre las lagrimas  se disolvieron un montón de momentos, situaciones y lugares hermosos que habíamos vivido, todo empezó a evaporarse nose  porque. Aunque en realidad si... Sabía.

Ya nada de chanchito, ni gordo, ni cerdo, ni amorso, ni tito, ni lechuga, ni nada. La puta que te parió, que tipo de  mierda. Feliz Cumpleaños !

Llegó, nos subimos a su auto y me senté atrás, muy acurrucado, muy pequeño, muy lastimado, muy nadie. Dimos vueltas toda  la noche, ellos charlaban, mientras yo me encargaba de no existir.

Feliz cumpleaños! Él si me hablaba, yo hacía de cuenta que no había nadie alli, lo odiaba muchisimo, o peor, quería  odiarlo muchisimo. Pero no.
Y nuestra amiga se fue y nos quedamos los dos, me encargué de decirle detalle a detalle lo que me pasaba, a explicarle  como lo que él hacía o lo que No hacía no me hacía bien, le hablé de su desconsideración, de sus despistes y de lo simple  que reslutó  para él el cumpleaños de una persona que debería ser especial. De su novio.
Me puso excusas, miles de excusas sin sentido que no eran excusas, eran realidad, pero nada me importaba estaba aturdido.
-Pero es mi cumpleaños, le susurré.

El olor a final que había en el ambiente me impresionó. No quería verlo más, no quería mirar más esta ilusión óptica que  vivíamos. El era casi todo lo que buscaba de un hombre pero estaba quebrado, roto, viejo, gastado.

Ese día fue el comienzo. El comienzo del final, Feliz cumpleaños! NO, ya no más feliz cumpleaños, no más con él. Al día  siguiente me regaló una remera, quería romperla en su cara, pero me contuve. Yo ya estaba roto, él lo estaba, todo lo  estaba, pero él no se daría cuenta todavía ni ese día, ni dentro de mucho tiempo después. Caimos en picada, sin frenos,  sin seguros y todo fue muriendo lentamente, como una hoja en otoño que del verde va al amarillo, de lo liso a lo arrugado  y frágil, frágil como al comienzo, frágil como al final, y que después cae y se va, hasta que alguien la pisa y la  destruye, empezamos a ser como eso. No eramos nada más que una hoja seca, tirada, muerta, esperando que alguien la pise  para no volver jamás.



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