miércoles, 10 de agosto de 2011

Que era mio, que era nuestro.



El primero en caer al agua fue el bebé, ese bebé que nisiquiera llegó a pisar la tierra. Nuestro sueño.
Cuando todo empezó a desmoronarse sobre nosotros y el barco empezó a hundirse, lo primero que se murió fue ese bebé.
Ese bebé de fantasía que llevabas y que era mio.
Que era Nuestro. 
Ese bebe inexistente era contradictoriamente la -concretización abstracta- de este sentimiento que inventamos y que lo convertimos en una relación. Un relación que creció.
Y que creció.
Y creció.
Y hoy es el día número 101, desde que todo comenzó. 
Y estoy cayendo en la cuenta de lo muertos que estamos los dos.
Vos te moriste primero y después me arrastraste a mi, decidiste asesinarme porque no soportabas ser el único que sufría.
¿Y que arma utilizaste? El amor, como arma nociva, como detonador de ilusiones, pasiones, sueños y deseos.
Me mataste con amor, y la agonía fue hermosa, hermosa y dolorosa.
Aunque ahora lo hermoso desapareció.
Parece que terminé de morir, pero no me terminó de doler.
A veces me revivís un poquito pero generalmente estas acostumbrado a matarme.
Día a día.
Y el pequeño gran detalle es que vos no lo sabés...

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